viernes, 23 de abril de 2010

Haiku y Meditación


En el día de ayer, en el Recital que la Asociación Valenciana del Haiku ofreció en el marco de la Feria del Libro en Viveros, elegí el tema del Haiku y la Meditación, siempre me interesó esta forma de escribir tan relacionada con el desarrollo espiritual y tan afín a la via del desapego.


Esta fue mi exposición:

Cuando descubrí el haiku, por sus raíces, pronto me di cuenta de que me era una forma de escritura afín y en la que me encontraba cómoda, su sencillez, el laconismo propio de los orientales y su forma de “absorber” la belleza en sólo diecisete sílabas me dejó conmocionada.

Pero me interesó asimismo descubrir el haiku como una vía espiritual, similar a la meditación budista o a la contemplación, de algunas órdenes monásticas cristianas, (Benedictinos, trapenses, cistercienses).

El haiku comparte con el taoísmo su forma de hacerse uno con la naturaleza, así como la unión de los contrarios a través de la paradoja, tomará más tarde del confucionismo la concisión y la sencillez, del budismo el simbolismo y el misterio y concretamente de la meditación zen el planteamiento del aquí y el ahora.

Algunos puntos en común con la meditación serían:

En primer lugar porque al igual que la meditación el haiku en su métrica impone una disciplina.

La conexión con el silencio, tanto el previo a la escritura como el que se hace después de leer un haiku. De hecho los japoneses dan muca importancia a este momento y jamás harían, como nosotros, después del haiku algo de música..

“ El desapego, ya que está exento de toda exuberancia y de todo adorno poético, de rima o de metáfora y sobre todo exento del “yo” que nunca debe aparecer dentro de un buen haiku.

Representa además, todo un ejercicio de contemplación: los sentidos se abren al principio del instante, a la belleza y al prodigio de todo lo creado.

5 Está íntimamente relacionado con la “espontaneidad” que resulta de un estado de gran relajación, sin elucubraciones mentales, estado en el cual florece la creatividad.

Otra caracteristica del haiku sería la escisión del “maya· o ilusión de la separación, dado que el verdadero haijin se encuentra en comunión con la naturaleza o con el Todo.

A través de su nimiedad, y dando suma importancia al “kigo” se ocupa del cambio y la permanencia y da cuenta de la gran rueda de transforamciones.
Nos hace ver las cosas desde los ojos del “niño interno”, inocente y creativo por excelencia.

V icente Haya, va mas allá y en s libro Haiku-do apunta que no solo la escritura de haiku es un ejercicio espiritual sino también su traducción que
nos obliga a esperar a ser “9nvitados” como los monjes que esperan bajo la lluvia o el viento por largas horas o incluso días a que las puertas del templo se abran,

Finalmente, el momento de escribir el haiku correspondería al momento culmen de meditación o estado “iluminado”, o “satori” es decir, el haiku se escrbiría en un momento o chispazo de luz, de ahí la “gracia” del haiku.

Particularmente pienso, que practicando la escritura de haiku se abre un espacio interior de atención, de belleza, y de asombro y gratitud ante la vida y nos hace sentir muy especialmente “la dicha” de escribir.


Haikus clásicos:

Bushon

Al fin decide cortar
un loto blanco
el monje.


Masaoka

Salgo del templo zen
entro
a una noche estrellada.


Issa:

Un Buda a la intemperie
de la nariz le cuelgan
los carámbanos.
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Haikus contemporáneos:

Jack Kerouac:

Una botella de vino
un obispo
todo es Dios.

Mario Benedetti.

Los dos ladrones
miraron a Jesús
y se miraron.
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En la fotografía me acompañan Rafael Correcher (izquierda) y Enrique Linares (derecha)

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