domingo, 28 de noviembre de 2010

Presentación en Ambito Cultural




sábado, 13 de noviembre de 2010

Tras el velo.



Llegar al inconsciente de los demás y poder leer en él, es para algunas personas tarea fácil. En ocasiones a quienes tienen esta facultad se les denomina "BRUJAS", como las de Salem, por ejemplo. El caso es que la lectura de lo que hay tras el velo del Maya o "velo de la ilusión" era practicado por las mujeres de este lugar que lo practicaban realizando su ritual a través de finas tiras de encaje elaboradas por ellas mismas.

Brunonia Barry, en su obra "La lectora de Secretos", relata, con un lenguaje sencillo, las prácticas de estas mujeres que merodeaban por todas las esquinas de Salem.

"Hay una trama en todo aquello que tiene vida, (dice Brunonia), las ramas desnudas de los árboles en invierno, los dibujos de las nubes, la superficie del agua ondulada por la brisa...Incluso en el enmarañado pelaje de un perro salvaje existe un patrón, si lo observas lo bastante cerca".

"La lectora de encaje debe mirar fijamente la pieza hasta que el diseño se desdibuja y el rostro del que pregunta desaparece por completo detrás del halo. Cuando los ojos empiecen a llenarse de lágrimas y la paciencia se agote, entonces se vislumbrará algo inusual.
En ese momento comenzará a formarse una imagen...en el espacio entre lo real y lo que sólo es imaginario."

Cada lectora de encaje debe aprender a existir en los espacios vacíos que conforman las preguntas".
"Si la pregunta es correcta, y quien pregunta está preparado para recibir, las respuesta será inmediata2.

"Sujeta el encaje sobre el rostro. Si la persona que estás leyendo no está presente o ha fallecido, algunas pertenencias o incluso alguna fotografía de ella, en ocasiones, bastarán. Aunque la fuerza vital es siempre más poderosa que cualquier imagen prestada."

"Como los manguitos a los que se parecen, los mundillos se unían y se ataban en cada extremo.Tradicionalmente, cada mundillo contaba también con un bolsillo, y las mujeres de Dynsich utilizaban esos bolsillos para guardar sus tesoros. Algunas tenían hermosos bolillos importados de Inglaterra o Bruselas, demasiado valiosos para utilizarlos. En otros bolsillos se podían hallar pequeños fragmentos acabados de encaje, ,o hierbas, o incluso pequeñas piedras de toque. Algnos escondían composiciones poéticas escritas por las mismas dueñas del mundillo, o cartas de amor de un pretendiente que se leían una y otra vez hasta que el pergamino comenzaba a romperse por las dobleces".
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"Cuando se acaba cada pieza de encaje, se corta del mundillo, se sujeta a contraluz, y por primera vez se revela el delicado patrón. El corte del encaje se debe hacer con gran cuidado y ceremonia. Las mujeres se reunen a su alrededor, conteniendo el aliento, mientras la encajera corta el delicado hilo de las tramas. Recuerda a las comadronas, al nacimiento, al corte del cordón umbilical, pues tal es su delicadeza, la expectación. Cuando finalmente el encaje es cortado, hay murmullos de placer y admiración. Es un momento de gran alegría para estas mujeres, que han llegado lejos juntas."